CRISTO, LA ÚNICA ESPERANZA

30.03.2012 23:21

Es incuestionable que el mundo está en crisis.

Colombia, de una manera especial, está viviendo los momentos más difíciles, duros y amargos de su historia republicana. Cada año, tres mil quinientas (3.500) personas son asesinadas por diversos grupos armados, al margen de la ley. Miles de menores de edad, son engañados o presionados a tomar las armas, y ser carne de cañón, por estos grupos irregulares.

El crimen organizado ha creado comandos criminales que rondan por campos y ciudades sembrando muerte, tristeza y desolación.

Cientos de niños(as) son maltratados, abusados o aún asesinados a lo largo y ancho de la geografía patria.

La corrupción se roba los dineros públicos, afectando la salud, educación y otros servicios sociales, de la población más pobre y por lo mismo la más desprotegida de este país.

La violencia, amenazas, chantajes, secuestros y terrorismo han hecho que millones de compatriotas se desplacen de sus sitios de origen y que otros emigren a tierras extranjeras.

La libertad de expresión es vulnerada por grupos radicales y por la mafia criolla; y la vida de muchos periodistas y de otros medios ha sido cegada.

¿Qué, quién o por qué esta nación ha llegado ha tan triste y miserable condición? Políticos, sociólogos, educadores, etc., nos dan diferentes diagnósticos; he aquí algunos: Que los culpables son los jueces, los legisladores, el gobierno de turno, los ricos, el sistema educativo, la mala distribución de la riqueza y los centros de poder de las naciones más poderosas. En estos señalamientos puede, en algunos casos, o quizá en conjunto, haber elementos de verdad; pero en mi humilde entender, los anteriores señalamientos, aunque valerosos, no son la causa primaria de la carencia de valores y el mundo de tinieblas y maldad, que impera en algunos segmentos de la sociedad colombiana. Como creyente cristiano, creo que hay dos razones de orden espiritual y moral de más peso en el presente caso:

1) "Sabemos, lo que nos dice la Escritura que el mundo entero está bajo el control maligno" (1 Juan 5:19 V.N.L.).

2) Que desde muchos años atrás, en los hogares, la presencia de Dios y de su hijo Jesucristo, no fue una realidad. A El no se le permitió entrar y donde Cristo no está, hay tinieblas (Juan 3:19). Y la consecuencia de no tener la luz, (que es Cristo), es maldición.

Escrito está: "Como el gorrión sin rumbo… la maldición sin motivo jamás llega a su destino" (Proverbios 26:2 V.N.L.). "Para adquirir sabiduría y disciplina… inteligencia… corrección… prudencia…rectitud… justicia… equidad… discreción. El temor de Jehová es el principio de la sabiduría". (Proverbios 1:2-7).

Es el hogar la primera escuela donde se inculcan los valores o anti-valores; es de los sabios, actitudes y proceder de nuestros progenitores que aprendemos el respeto o desprecio a la vida, la generosidad o mezquindad, el amor o el odio, el respeto a la palabra empeñada, el valor de cumplir nuestras promesas. Todo gesto, mirada, expresión, insinuación, silencio o palabra, cuenta y pesa en la personalidad de nuestros niños.

Un famoso Psicólogo educador nos dice: "Un niño a los ocho (8 años) ya tiene un carácter formado en lo esencial". Criar hijos, requiere sabiduría, es en un sentido, ciencia espiritual y esa ciencia espiritual se expresa por medio de los valores cristianos. Las Escrituras tienen mucho que enseñarnos al respecto. En ellas se nos informa que hubo padres que fueron victoriosos en la guianza de sus hijos; es el caso de los padres de uno de los hombres más grandes de la historia: Moisés. Quiero dejar en claro que hay excepciones a la regla, y para mí es un misterio, pero aún así, Dios honrará a los padres piadosos. ("Por fe, cuando nació Moisés fue escondido por sus padres…y no temieron el decreto del rey… Moisés hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios que gozar de los deleites temporales del pecado…" (Hebreos 11:23-25).

A la luz de estos textos y de otros, podemos comprender la importancia de tener padres con una fe viva en el Dios viviente. La fe de los padres de Moisés se manifestó de acuerdo con su manera personal de ver el mundo, y en su contexto a Dios, ellos veían la vida desde el punto de vista divino, tenían visión de Dios; y esa fe los llevó a identificarse con los propósitos de El.

Es nuestro ejemplo de padres, lo que determinará, en gran medida, los futuros valores que escogerán nuestros niños en el porvenir. Moisés aprendió a edad temprana, que el valor personal no está en relación con las cosas que logramos conseguir, por lo mismo su elección fue: "Teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo, que los tesoros de los egipcios". (Hebreos 11:26).

Aprendió que la regla para medir los valores y la verdad, es la que nos enseña Dios y no la que tiene el mundo. (1 Juan 3.17; 5.19).

Es privilegio y deber de los padres tratar a los hijos de tal manera que ellos lleguen a comprender que son de inestimable valor para Dios, y que ese valor no está en relación con las apariencias, habilidades y éxitos logrados en el mundo de las finanzas o en los círculos de poder y que toda persona es de inmenso valor, porque Dios la ama con amor incondicional. (Juan 3:16).

Ellos necesitan saber que Dios y sólo El, es la fuente eterna de valor verdadero. La fidelidad y fe de los padres de Moisés fue tan grande que a pesar de que su hijo vivió con ellos pocos años, él no se inclinó por las riquezas de Egipto sino que se sostuvo "…como viendo al invisible…". Le enseñaron que como testigo del Dios de Israel no fue llamado para ser un magnate, un prestigioso hombre de ciencia, o una especie de Novel de literatura; que él había nacido y fue salvado de las aguas, para ser instrumento de bendición, para obedecerle, para agradarle en sus caminos y adorarlo de todo corazón. Para servir a aquel que lo llamó en medio de una zarza ardiente. (Éxodo 3:1-4).

PADRES CRISTIANOS

Nuestros hijos deben de saber, que todo éxito terrenal que logren alcanzar será olvidado muy pronto, en contraste; ser un verdadero hijo de Dios y hacer su voluntad será para bendición eterna (Mateo 25:21). Deben de saber que no están aquí para lograr sus más íntimos deseos, que las otras personas no nacieron con el propósito de servirle a ellos y hacerlos sentir bien, sino que ellos fueron llamados para servir como Cristo nos enseñó con su ejemplo.

La Biblia no dice que no hay maldición sin causa y que todo lo que el ser humano siembre, eso cosechará y esto es válido también para todas las naciones.

Es con tristeza que tengo que reconocer que este hermoso país está cosechando lo que las generaciones anteriores sembraron a sus hijos y que "…castigaré la maldad de los padres en los hijos (esto, ley del Eterno) y que, sólo Dios quitará la maldición; si los hijos buscan en arrepentimiento el rostro de Dios y claman el perdón de El, por el amor y los méritos del Señor Jesucristo.

En la noche negra que vive esta nación sólo hay un canto y aurora de esperanza y ella es Cristo. "…la gloriosa riqueza entre las naciones, que es Cristo en ustedes la esperanza de gloria." (Colosenses 1.27 U.V.L).

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