SOLÍCITOS EN GUARDAR LA UNIDAD

30.03.2012 23:11

EFESIOS 4:3

La carta a los Efesios nos lleva y coloca en lugares celestiales junto a Cristo. Efesios 2:6.

Expresiones como: "Nos bendijo, nos escogió, nos predestinó", etc., son para nuestras almas un canto de victoria. Estas bendiciones fortalecieron al anciano apóstol en su peregrinar, aunque al escribir la carta era un "embajador en cadenas" (Efesios 6:20).

Lo significativo de estas palabras, es que al escribirlas no estaba precisamente en un hotel cinco estrellas en la capital de imperio Romano, sino en prisión: "…Yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros…" (Efesios 3:1).

¡Qué ejemplo de fe, carácter y amor!

El propósito fundamental del escritor sagrado en su carta es la unidad del pueblo de Dios, la cual resume hacia el futuro en pocas palabras: "hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe… a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo." (Efesios 4:13).

Y en la consecución de tan elevada meta, la unidad, se nos instruye a que "…Vivan y actúen como es digno de los que han sido escogidos como receptores de tan maravillosas bendiciones." (Efesios N.T. Viviente).

Dios nos hace responsables, en lo que a nosotros corresponde, de guardar y fortalecer esa unidad a nivel congregacional: "Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz." (Efesios 4:3). Pero estamos conscientes que solo el Espíritu Santo puede crearla y generarla.

En esta carta hay unos capítulos doctrinales y otros prácticos, yo los llamaría de aplicación, y esto tiene que ver con la unidad: "… Sed imitadores de Dios… andad en amor, andad como hijos de luz…", etc., son palabras que nos invitan a la acción, no a la contemplación.

Solo cuando aplicamos la doctrina a nuestras vidas, es que esta se convierte en vida. Las verdades cristianas, sin aplicación personal son muerte y no van más allá de ser puro ejercicio académico.

La tragedia de muchos creyentes, es que en sus vidas existe un divorcio entre la doctrina que se profesa, a nivel del intelecto, y su vida interior, y esto es fatal. La unidad del Espíritu no se desarrolla en los terrenos de la carne. La unidad del Espíritu Santo va más allá de expresiones piadosas y relaciones de corte social. Tal vez el apóstol expresó en estas frases lo que ayuda a guardar esa unidad: "Porque Dios, me es testigo de cómo os amo… entrañablemente con el amor de Jesucristo." (Filipenses 1:8 versión popular).

¡Qué poderosa terapia para la unidad!

Cierto es que somos llamados a una misma esperanza, un Señor, una fe y un bautismo, pero también es verdad que la unidad no es sinónimo de animismo. Gracias al Señor porque Él hizo el arco iris, las flores y las notas musicales.

Hay al menos tres enemigos de la unidad:

  1. El autoritarismo: ha sido, según un escritor cristiano: "una actitud y conducta disociadora… a través de los siglos ha quebrantado la unidad del pueblo de Dios." (Tercera carta de Juan versos 9 y 10).
  2. Las doctrinas heréticas: Es otro virus destructor de la unidad. Gálatas 2:11-16.
  3. La carnalidad: Que se manifiesta en conductas inapropiadas como: "celos, contiendas, disensiones, fornicación, orgullo, inmoralidad, etc. Primera de Corintios 3:1-3, 5:1,2,6.

La unidad del Espíritu no es solo unidad confesional, aunque esta es importante y preciosa. Es que a la sana doctrina hay que "añadirle": "…Virtud, conocimiento, dominio propio, paciencia, piedad, afecto fraternal y amor…" Segunda de Pedro 1:5-7.

¿Por qué la Iglesia del primer siglo en Jerusalén es un ejemplo de unidad?. La respuesta la concretó Lucas en pocas palabras: "… Y multitud de los que habían creído era de un corazón y alma…" ¡En este texto hay vida!

"Solícitos en guardar la unidad…" Nos pide humildemente el apóstol. Él nos recuerda nuestro origen: hijos del rey, nuestro andar: santo y en amor, nuestro llamamiento: "para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó a su luz admirable.", nuestro servicio: ser vasos de bendición, nuestro privilegio: nos elevó con Cristo de la muerte a la gloria.

La unidad cristiana no es cuestión de unión eclesiástica a una institución religiosa por medio de "sacramentos", confesiones de fe, que llega a nosotros a través de nuestros padres y de la cual participamos por tradición o conveniencia social.

No es una unidad rígida, anclada en el tiempo, ella es viva y por lo mismo tiende a crecer o disminuir en la medida que nosotros reflejemos el carácter de Cristo en nuestras relaciones interpersonales, o en contraste, "las obras de la carne". Gálatas 5:19-22.

Solícitos, solicitud, solidaridad, son las palabras que nos hablan de diligencia, cuidado, esfuerzo y celo en el desempeño de algo y cuidado amoroso en las relaciones con otras personas. Dios nos amonesta y nos hace responsables de construir, en la vida práctica, unidad allí donde Él nos ha puesto y llamado.

Nos dice un escritor cristiano: "La unidad como nuestra santificación es algo que ya tenemos en Cristo, pero que todavía no ha sido perfeccionada."

A pesar de nuestra debilidad, Cristo nos ve detrás del calvario como miembros de Su Cuerpo inmaculado del cual Él es la cabeza. (Efesios 4:15-16).

Querido hermano (a): la luz de La Palabra ilumina nuestro andar, fuimos llamados a ser "… Pacíficos, amables, benignos, misericordiosos, bondadosos, para con los demás…. Sinceros." Santiago 3:17,18.

Que el Señor nos ayude a construir y conservar senderos de unidad en el que el amor, la genuina humildad, generosidad, compasión, justicia y santidad de Él, sea la "estrella" que ilumine nuestro andar.

"Señor: necesitamos tener un carácter dulce, tierno, justo y compasivo como el de tu Hijo Jesucristo, para ser una puerta y camino de reconciliación abierta a la unidad. Perdona nuestras posiciones rígidas, desamoradas que se cubren con el manto de la ortodoxia y que, aunque en algunos casos son correctas, no están en armonía con Tu Espíritu de Amor. Tú habitas en los de humilde corazón. En Cristo te lo suplicamos, Amén."

Contacto

Cristianos-colombia

tulitogomez2000@yahoo.es

Buscar en el sitio

Dios os bendiga

Crea una web gratisWebnode